1Con un cuchillo pequeño, despegar un poco la carne del hueso, y cortar una bolsa en cada costilla, sazonar con sal y pimienta, tanto por fuera como por dentro.
2Aplastar el queso con un tenedor, y moler en la batidora las almendras con el perejil, añadir el queso y una cucharada de aceite, hasta convertir todo en una mezcla cremosa.
3Rellenar la bolsita de cada una de las costillas y cerrar con un hilo especial para cocina.
4Cortar finamente la cebolla y el ajo, sofreír en dos cucharadas de aceite; añadir los tomates y las hierbas de olor finamente cortadas, y sazonar todo con sal y pimienta.
5Freír todo a fuego lento por diez minutos, luego poner a calentar el aceite en una sartén.
6Freír las costillas dos o tres minutos por cada lado, bajar el fuego, y cocinar por cinco minutos más.
7Retirar las costillas y envolver en papel aluminio, disolver el jugo que quedó en el sartén con un poco de caldo.
8Verter el caldo sobre la salsa de tomate, y servir la salsa sobre las costillas.